En
la actualidad vivimos en un mundo que quizá no es del todo conocido para
nosotros. Además, el entorno que nos rodea hace que no seamos conscientes del
alto consumismo de la sociedad.
Si
nos centramos en las características personales de los individuos, destaca el
alto individualismo que nos mueve en la sociedad, el “yo” actualmente es una
característica inherente a la condición humana. Esto se debe en su mayor parte
a la forma en la que la sociedad se organiza, algo que es propio de las
sociedades modernas. Además, somos personas que cuyo propósito vital es el desarrollo personal de hecho, eso es lo
que nos diferencia de los demás. Es básico alcanzar logros para tener un reconocimiento social, para que se nos
valore, o incluso para que nosotros mismos nos consideremos como una persona
útil. Esto lo conseguimos, por ejemplo, a través del rol laboral que desempeñamos o como vestimos o lo que nos compramos.
Es por ello, que estamos ante una sociedad denominada “sociedad del conocimiento”, ya que, si no nos formamos, no es
posible crecer como personas ni enfrentarnos a las situaciones que se nos presenta. Además, nos encontramos en una situación en la que necesitamos estar en constante evolución, siempre hay alguien más y mejor formado que nosotros, y sentimos la obligación de "estar a la altura", llevando la sociedad del conocimiento, quizá, a su extremo.
Hace
años las personas no tenían las cualificaciones profesionales que se exigen en
la actualidad y podían enfrentarse al mundo, hoy en día esto ha sufrido un gran
cambio, las empresas ya no demandan mano
de obra no cualificada, sino todo lo contrario. El avance de la tecnología
y de la sociedad en su conjunto genera la necesidad de recibir una educación apta
para poder desempeñar puestos de trabajo con éxito y conseguir de
esta manera, que las empresas sean más competitivas y los trabajadores más
productivos, por ello, estamos ante una nueva
era económica.
Por
otra parte, tenemos la necesidad de mostrar parte de nuestras vidas a través de
redes sociales. Necesitamos compartir nuestros logros para que los demás lo
sepan y nos valoren. Nos encontramos ante la sociedad
de la información, donde todo se mueve a través de Internet. Gracias a la red la vida es más sencilla. Podemos comprar sin necesidad de salir de
casa, podemos formarnos a distancia o ser autodidactas gracias a los recursos y
herramientas que nos ofrece Internet o podemos trabajar desde casa.
Es necesario destacar el poder con el que la publicidad influye en
nuestras vidas, hasta el punto de que, la identidad
de la persona está en el propio producto. Muchos de los productos que
consumimos tienen asociada una idea de triunfo
social. Esto se debe a que nos transmiten la idea de que adquiriendo un
determinado producto (un coche o un IPhone) vamos a poder llegar a conseguir
determinado status social y esto nos
genera una necesidad que, en muchos casos, no somos capaces de controlar. Un ejemplo es que llevando unas “NIKE” vamos
a poder llegar a ser los más populares del instituto.
Por
último, señalar, que esta situación es buena en algunos sentidos, ya que está
bien que nos desarrollemos como personas o que nos formemos, o que recurramos a Internet para poder tener información más accesible o hacer la compra cuando no
tenemos tiempo. Pero al mismo tiempo, hay que controlar lo que consumimos
porque al fin y al cabo nos venden lo que ellos quieren vender. Hay que tener
en cuenta la parte sentimental de las personas en lugar de que coche, qué ropa
o qué móvil llevan. Es necesario interactuar con los demás porque sino todo
esto puede desembocar en trastornos
psicológicos.
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